16 abril 2008

El aborto no es un asesinato


El aborto no es un asesinato El aborto no solamente es legal y legítimo, sino que puede ser la solución a graves problemas: salvar la vida de la embarazada, en caso de violación, en caso de que el embrión sufra una enfermedad irreversible, en caso de incesto, o de que se trate de una embarazada menor de edad, y más si se trata de una niña. No consta su prohibición expresa en ningún texto bíblico, y todo dependerá de los valores que se deduzcan de los textos bíblicos y de los evangelios, o de la ética contextual, que debe tener en cuenta unos valores comunes como la justicia, la tolerancia, el amor, la libertad, la responsabilidad...La Iglesia Católica es quien promueve más enconadamente el combate contra el aborto, y parte de un punto de vista dogmático: la vida es obra de Dios desde el momento mismo de la concepción (el alma proviene sólo de Dios) ; la vida es, pues, un don divino y debe, entonces, ser preservada como sea. Si la vida proviene de Dios, el aborto va contra la voluntad de Dios y debe considerarse como un asesinato. Este es el punto de vista de los católicos, y que la Iglesia quiere universalizar como una verdad incontrovertible...
Hace falta, sin embargo, plantearse qué es la vida y si la vida de un embrión es realmente la vida de una persona humana autónoma, con sensaciones, sentimientos, pensamientos... ¿El embrión puede vivir por sí mismo fuera del útero de la madre? ¿Puede haber vida extrauterina sin haberse desarrollado el sistema neuronal? ¿Cuándo se puede considerar al feto como un ser biológicamente factible? Responder estas preguntas es importante para ver qué tipo de enfoque puede darse al tema del aborto: o dogmático, sin discusión posible, o bien es una cuestión de ética contextual y de moral, de decisión responsable de la mujer, como dueña que es de su cuerpo.

Según muchos biólogos, es evidente, que no es lo mismo un embrión de 2 meses que uno de 5, por razones del propio desarrollo unicelular: el espermatozoide, (que es una célula) se junta con un óvulo (otra célula), formando una nueva célula con las cargas genéticas de los padres, a partir de las cuales se forma un zigoto que se va desarrollando y formando todos los sistemas corporales y el encéfalo (con todas las facultades superiores del animal racional, como se define la naturaleza humana). Este embrión en formación será en un futuro un individuo biológicamente formado y se podrá considerar como un individuo independiente, que puede desarrollarse fuera del útero de la madre, porque su proceso de individuación habrá sido posible.
Entonces, si un embrión no es todavía una persona humana no se entiende que un aborto, en estas circunstancias, sea un homicidio, por más que lo diga la Iglesia Católica.
Si fuera verdad y razonable, sería lo mismo afirmar que masturbarse es un homicidio (según el catecismo católico es un pecado mortal, gravísimo) porque los espermatozoides que se pierden también están vivos y podrían formar con un óvulo una célula, que a los nueve meses podría convertirse en un ser humano. Ahora bien, ¿está ya el don divino, el alma, el espíritu, en un espermatozoide, o en un óvulo? Ahora no se trata de una cuestión científica, sino de un problema de fe, y depende de ser cristiano o no.
No puede confundirse, pues, un zigoto con un ser humano mientras no haya actividad electroencefalográfica en el feto y que éste sea viable fuera del útero materno; por lo tanto, si no hay la posibilidad de vida extra uterina del feto no se puede decir que sea ya un ser humano, autónomo e independiente. Es un ser humano potencial, un futurible, sin lugar a dudas. Y quien no es católico no tiene porqué aceptar la doctrina católica que equipara embrión y persona, cuerpo y alma, materia y forma (según Aristóteles) desde la propia concepción.
Por lo tanto, seguir hasta el final del embarazo dependerá de la mujer y de sus circunstancias: viabilidad, peligro, violación, embarazo deseado o no...No se trata de la voluntad de Dios porque seguro que Dios no querría que la mujer fuera violada, o que el feto padeciese malformación...
Sin embargo, hace falta legislar para que no haya abusos en el caso de que el feto fuese viable y pudiese vivir fuera del útero materno. Hace falta una ley de plazos para evitarlos, puesto que no siempre es ético abortar. Y hace falta que la sociedad ayude a tomar decisiones adecuadas. No creer, no obstante, en la doctrina de la Iglesia no significa que no se tiene ni moral ni ética. Asesinar médicos abortistas a la salida de las clínicas (a los USA) tampoco es ético. Se trata de pensar en las personas reales y concretas, y no en principios abstractas como la vida, la ley divina, la ley natural, la voluntad de Dios...Hay actitudes contrarias al aborto que lo consideran un crimen, y, en cambio son favorables a las guerras, a la pena de muerte (¡paradoja increíble!). Son, a menudo, los mismos quienes declaran guerras (Irak), y condenan a la pena de muerte...y que llaman criminales a los abortistas.
Otra cosa es que la Iglesia esté en su derecho de condenar y prohibir, pero no puede estigmatizar como asesinos y criminales a quienes deciden abortar, como si fuera una ley divina revelada y obligatoria para toda la humanidad.
Entonces, el aborto, realizado cuando no es todavía un feto y no tiene posibilidades de sobrevivir ex-útero no es un homicidio, pero sí que lo son las muertes de inocentes, aunque sean en nombre de Cristo, sí que lo son. Además, a nadie le gusta tomar una decisión como ésta, y no es justo acusar a los abortistas de ser unos genocidas y al mismo tiempo justificar las guerras, las torturas, las persecuciones, las atrocidades cometidas por la propia Iglesia a través de una institución como la Santa Inquisición. La Iglesia, que tanto predica el amor y la misericordia, debería dar ejemplo en lugar de seguir predicando el odio y la venganza contra quienes no están de acuerdo con su doctrina.

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